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Protectores centenarios del amor

Los árboles son tan generosos, tan sabios, tan espléndidos ... Nos proporcionan muchas más cosas que oxígeno. Nos enraízan y sostienen la vida a nuestro alrededor, sostienen incluso el suelo que pisamos.



Recuerdo la lección en Heart Power Recovery (Recuperando el poder del corazón) de Belinda Womack en la que habla de cómo estos hermosos gigantes nos conectan con nuestro corazón, con nuestro equipo de ayudantes en el cielo. Me encanta imaginar que estoy sentada ahí arriba, en una de sus poderosas ramas y los Ángeles y las Hadas y los seres amados que tengo en el cielo me están abrazando. O simplemente pongo mis brazos alrededor del enorme tronco y respiro con el árbol tal y como Catherine Shainberg solía decirme.


Imagina que estás sentado en la raíz de esta gigantesca encina que tiene más de 800 años. Deja que tu espalda descanse en el tronco y respira en sincronía con este bello ser. Tú inspiras el oxígeno que la encina produce, y ella inspira el dióxido de carbono que tú exhalas, entonces tú y ella estáis respirando de manera circular, nutriéndoos el uno al otro con amor.


Si visualizar no es lo tuyo, simplemente ten la intención de hacer el ejercicio e intercambia tu respiración y tu amor con esta sabia abuela. Esto te enraíza y te expande y te conecta con tu corazón.


Y si te sientes lo bastante valiente, imagina que estás dentro de la encina. Siéntela, deja que te llene todas tus células con su fortaleza, con su entrega y su expansión, con su amor, con su generosidad... Siente este ser, siente la encina y si lo deseas, pídele un mensaje o/y un regalo. No te preocupes si no oyes el mesaje inmediatamente, ya te vendrá, quizá cuando te laves las manos, quizá cuando estés relajado... Seguro que te llega.



El mensaje que yo recibí es simple: ¡Confía! y eso es justo lo que necesitaba recibir. ¡Gracias hermosa hermana encina!


Te propongo una cosa: la próxima vez que tengas ocasión, tómate el tiempo de abrazar a un árbol de verdad, respira con él/ella, no importa la edad que tenga, todos los árboles están conectados. Siente el árbol y háblale y escucha. Experimenta ese regalo de paz.


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Hola soy mayte

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